Que nos dice la biblia sobre el perdón y como trabajarlo en el matrimonio?
El Señor perdona todos nuestros pecados y sana todas nuestras enfermedades como dice en Salmos 103.3. El nos manda a perdonar como EL nos perdona. Dice en Mateo 6:14 Si perdonas a los que pecan contra ti, tu Padre celestial te perdonará a ti. El Señor desea que nos acerquemos a El con toda confianza y le pidamos ayuda, que confesemos nuestros pecados ante El pero que así confesemos el pecado a quien ha sido afectado, en este caso a tu cónyuge. Cuando se perdona una falta, el amor florece.... Proverbios 17:9 Y cuando hay amor todo es posible.
Encontramos esto para ti...
¿Qué es perdonar?
Muchas personas temen que al perdonar le van a dar a la otra persona el poder de seguirlas ofendiendo, o que se van a rebajar o humillar. Sin embargo, es importante saber que:
Perdonar no es aceptar lo inaceptable ni justificar males como maltratos, abusos, faltas de solidaridad o infidelidades. Tampoco es hacer de cuanta que no ha pasado nada. Eso sería forzarnos o ignorar la realidad y a acumular resentimientos. Igualmente, perdonar no es tratar de olvidar lo que me han hecho, pues siempre es bueno aprender de lo vivido.
Perdonar es sobre todo liberarse de los sentimientos negativos y destructivos, tales como el rencor, la rabia, la indignación, que un mal padecido nos despertó y optar por entender que está en mis manos agregarle sufrimiento al daño recibido o poner el problema donde está: en la limitación que tuvo mi cónyuge de amar mejor, en una determinada circunstancia.
En síntesis, perdonar es: Otra manera, distinta de la rabia y el rencor, de ver a las personas y circunstancias que creemos nos han causado dolor y problemas. Es, poder mirar a mi cónyuge y sus acciones negativas, con el realismo y la misericordia propias de Dios que, sin desconocer nuestras faltas, no nos identifica con el pecado y nos da la ocasión de ser mejores.
¿Por qué perdonar?
Porque mientras con el odio y el rencor quedamos atados al mal que nos han hecho y estancamos la relación matrimonial concentrándonos sólo en el error y el dolor que una determinada acción nos causó, el perdón nos da la oportunidad de ver la falta como un error real pero sin la carga emocional que nos daña. Entonces, además de recuperar la paz, recobramos la lucidez para evaluar el daño en su dimensión real y tomar las medidas necesarias frente a la relación.
Porque soy yo mismo(a) quien es responsable de producir la rabia o el odio y de aferrarme a ellos. La rabia, es una forma de satisfacer mi ego igualmente herido.
Porque mi cónyuge, es mucho más que su error. Sin querer justificar su falta, es claro que detrás de su acción hay un “niño o niña herido (a)” por los condicionamientos de su pasado, pidiéndonos, a través de su rabia, violencia o agresión, que lo auxiliemos, lo amemos, lo respetemos”.
Es claro igualmente que si mi cónyuge me entregó un día su vida en matrimonio es porque me ama y que por tanto, lo más seguro es que su equivocación no fue deliberada sino el fruto de sus limitaciones como ser humano en proceso.
Porque amar al cónyuge supone aceptar que es limitado y renunciar a mis expectativas a cambio de su realidad y buena voluntad de hacer lo mejor posible.
Que lo que unió Dios, no lo separe el hombre....
Bendiciones.