Investigaciones
en psicología y sociología continúan afirmando que las enseñanzas de la Iglesia
son eternas. Así, ofrecemos las siguientes sugerencias basadas en información
científica y conocimientos clínicos.
Evitar
cohabitar antes del matrimonio. Aunque cerca del 50 al 80% de las
parejas viven juntas antes del matrimonio, los estudios indican que del 40 al
85% de ellas son más propensas al divorcio, que aquellas que no cohabitan antes
de casarse.
Practicar
la castidad marital. Las parejas que esperan tener
relaciones sexuales hasta después de casarse (29-47%), tienen mayores
posibilidades de disfrutar el sexo durante el matrimonio, de acuerdo a un
estudio del Hering (1994). Después de la boda, sea fiel a su esposo(a). El
mayor daño a las relaciones matrimoniales son a menudo causadas por las
aventuras extramaritales, el ver pornografía, y los “asuntos emocionales” (en
los cuales un esposo(a) invierte emocionalmente tiempo con otra persona,
racionalizando la relación porque ésta no es una relación sexual). Aunque los
matrimonios en los que estos casos se presentan usualmente tienen problemas antes
de una aventura, la infidelidad puede llevar a un rompimiento de la relación,
causando heridas que no puedan sanar.
Mantener
la fe! De acuerdo al investigador de la University of Wisconsin
Larry Bumpass, el 35% de las parejas que asisten a Misa semanalmente son menos
propensas al divorcio. Adicionalmente, de acuerdo a un estudio realizado en
1999 por el grupo Barna Research, el porcentaje de divorcios en las parejas
católicas es solamente del 21% -- igual que los luteranos por el más bajo
porcentaje entre los grupos cristianos, y mucho menor que el promedio nacional.
Pasar
tiempo juntos en oración. El Papa Juan Pablo II, en su Carta a
las Familias, escribe: “La oración aumenta la fortaleza y unidad espiritual
de la familia, ayudándola a tomar parte de la propia “fortaleza” de Dios” (4).
El sociólogo Andrew Greely, en su estudio de 1991, encontró que solamente el 1%
de los matrimonios que rezan juntos regularmente y manifiestan tener una alta
calidad en su relación sexual, consideran que el divorcio es aún posible que
éste se presente.
Practicar
la planeación natural de la familia. Un estudio de la Michigan State
University (Tortorici, 1979), mostró mayores niveles de satisfacción marital
entre las parejas que usaban el NFP en lugar de otros métodos de planeación
familiar, y algunos estudios como por ejemplo el de (Aquilar, 1980), han
indicado que el promedio de divorcio en las parejas que practican el NFP puede
ser tan bajo como el 0.6%.
Cuando
tenga un conflicto, hable acerca de éste. Un matrimonio
sano no está excepto de tener problemas. De hecho, los investigadores no han
encontrado ninguna relación entre el número o frecuencia de desacuerdos e
insatisfacciones maritales. Algunas parejas felices tienen muchos conflictos, y
algunas que no son felices tienen pocos de ellos. Lo que hace la diferencia
entre las parejas felices e infelices, es la forma en que resuelven los
problemas una vez que ocurren. Al hacer uso de hábiles y sensitivas formas de
comunicación, una pareja puede ir superando los problemas y hacer que su
matrimonio se fortalezca.
Practicar
la empatía y el perdón. Cuando usted esté enojado o consternado
por lo que su esposo(a) esté haciendo o diciendo, trate de ponerse en su lugar.
Busque el perdón y sea responsable cuando los problemas ocurran. Los
resentimientos pueden devastar a un matrimonio, sin embargo dejar ir los
sentimientos de enojo, les ofrece libertad para seguir adelante.