Se presenta una boda en que podemos oír los pensamientos de la novia y del novio. Entra el novio muy cargado con su equipaje. Por todo el contorno de su cuerpo se pueden ver los bolsos. Cada bolso lleva una etiqueta: culpa, ira, arrogancia, inseguridad. Este tipo está cargado. Mientras espera de pie ante el altar, la audiencia oye lo que piensa: Por fin una mujer me ayudará a llevar todas mis cargas. Es tan fuerte, tan estable tan....
Mientras continúan sus pensamientos, comienzan los de ella. Entra con un vestido de boda, pero, como su novio, está cubierta de equipaje. Arrastra una maleta con ruedas, de un hombro cuelga un bolso y un neceser para maquillaje; en bolsas de papel lleva cuanto pueda imaginar y cada cosa con su etiqueta. Ella lleva sus bolsos personales: prejuicios, soledad, desilusiones ¿Cuáles son sus expectativas? Escuchemos lo que piensa: Unos pocos minutos y tendré a mi hombre. Se acabaron las consejerías. No más sesiones de grupo. Adiós desalientos y preocupaciones. Ya no los veré más. Él me lo solucionará todo.
Por fin están ante el altar, perdidos en una montaña de equipaje. Sonríen durante la ceremonia, pero cuando llega el momento de dar el beso, no pueden. ¿Cómo abrazas a otra persona si tienes los brazos llenos de bolsas?
Por amor a los que ama, aprenda a ponerlas en el piso.
Por amor al señor a quién sirve, haga lo mismo. Usted sabe que él quiere usarlo. Pero, ¿Cómo podría si usted está exhausto?
Por amor a los que ama, aligere su equipaje. Por amor al Dios que vive, aligere su equipaje. Por amor a su propio gozo, aligere su equipaje.
Dios siempre extenderá su mano para llevar nuestro equipaje. Confiemos en Él. Cómo dice en 1 Pedro 5-7 Echando toda vuestra ansiedad sobre él porque él tiene cuidado de vosotros.